jueves, 1 de enero de 2009

Silencio para 2009 y para H.

Hora de inicio de la demencia transitoria: 0:25
Fecha: 2 de enero de 2009
Protagonista: H.

Pluz, pluz, pluz... las gotitas de sangre caían en el suelo, se desparramaban, una tras otra ante la mirada impávida de H. Había decidido hacía escasos 20 minutos que no se levantaría de ahí para absolutamente nada.

Pluz, pluz, pluz... el charco de sangre era cada vez más grande, más vistoso.

Pluz, pluz, pluz... y H. seguía bebiendo de la copa de vino que tenía por único testigo.

Ni siquiera sentía dolor, nada.

Riiiing, riiiing, unos días antes. Ha llamado al 659... ..., en este momento no puedo atenderle, deje su mensaje blablabla. ¡Cómo le odiaba!

Silencio, silencio y más silencio. Toda su vida se había caracterizado por largos y pronunciados silencios.

Pipii, pipii. Un mensaje de texto en su teléfono móvil. Feliz año!!, con un uso abusivo de los signos de exclamación -una tendencia generalizada que no podía hacer más que sacarla de quicio.

¡Feliz año! ¡Eso era todo! ¡Feliz año! ¡Ja! ¡Jajaja! Llegaba tarde, como llegaba tarde su arrepentimiento. Ya no podía dar marcha atrás. Los ojos empezaban a pesarle, se le cerraban poco a poco, y Morfeo empezaba a hacer acto de presencia.

Pluz, pluz, pluz.... ¡crack! H. yacía inerte en el suelo del baño, lugar que habia perfectamente acondicionado para cuando llegara el momento. Las velas de la ducha ardían sin nadie ya a quien alumbrar. Y la sangre se escurría por debajo de la puerta.

3 comentarios:

Elisa dijo...

Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.

Leopoldo María Panero

Elisa dijo...

por qué el suicidio es la solución de tu alter ego?

Miserias del traductor dijo...

Supongo que no encuentro otra salida más que esa... yo también me pregunto porque insisto en matar a mis personajes...