domingo, 6 de julio de 2008

Vida paralela

- No puedes hacerme esto ahora. Por favor...
- Lo siento pequeña, no he podido evitarlo.
- No tengo palabras para definir lo que me estás haciendo, eres un cobarde. Cobarde por esconder la cabeza bajo el ala en este preciso momento. ¡Te exijo una explicación! - gritó ella mientras sentía como la sangre le iba hirviendo.
- ¡Maldita sea! No la tengo. Supongo que todo se terminó, no hay marcha atrás, ya no ahora. He estado esperando que de tus labios saliera un te necesito, te quiero. Pero no ha sido así. Me siento decepcionado por tu conducta, aunque sabes que sigo queriéndote, no puedo seguir a tu lado.
- Excusas de mal pagador. Aunque no quiero seguir torturándome con tu mierda. Tuya es y yo ya no la quiero en mi vida. Demasiadas veces te he escuchado, y ¿Para qué? ¡Absolutamente para nada! ¿Qué mierda de final es este para nuestra historia? ¿Pasamos página y cerramos este capítulo? ¿Sin más? - Elena sentía que todo el amor que le había dado no le había servido para nada, y a pesar de que Polo estaba ya fuera de su campo de visión, ella seguía gritando y lanzando preguntas a las que, con toda probabilidad, Polo no daría respuesta.
Se sentó por última vez en el sofá de Polo, y acarició al gato. Se encendió un cigarrillo mientras de fondo se escuchaba el agua de la ducha rebotar contra los cristales. Polo se estaba lavando la conciencia, de esto podía estar bien segura. Hubiera esperado a que Polo saliera de la ducha, pero de repente creyó conveniente dejarle sólo una nota, de recuerdo:
Polo:
Eres un mierda. Disfruta de tu puta vida paralela con alguien que esté dispuesto a soportarla. Yo ya no puedo más, me has agotado la paciencia.
Elena.
Dejó la nota en la entrada, al lado de la de la señora de la limpieza, y depositó en ella 10 euros. Casi cruzaba el umbral de la puerta cuando dio marcha atrás, y con el bolígrafo que Polo tenía descuidado en la mesita de la entrada, añadió a su nota:
PD: Quédatelos, es lo que una mujer cualquiera estaría dispuesta a pagarte, como mucho, por tu compañía.
Y salió sonriente, cerrando la puerta tras de sí, con el brillo en los ojos de quien empieza una nueva vida, lejos de Polo, y de toda situación similar a la que ese miserable le hizo vivir a tan temprana edad.

No hay comentarios: