sábado, 21 de junio de 2008

El cuchacaferillero

La solución a sus problemas pasaba por aniquilar a ese ente que se hallaba sentado a su lado, dando vueltas y más vueltas con la cucharilla al café. Nada ennervaba más a M. que los cuchacaferilleros; eran seres detestables.
Dudó unos instantes, para después levantarse, dirigirse a la cocina, agarrar un cuchillo de carnicero y regresar al comedor. Allí le esperaba el otro. Se avalanzó sobre su compañero y le hendió el cuchillo de abajo a arriba, sin saña, para culminar luego su homicidio bañando a su víctima con el causante de semejante carnicería.

1 comentario:

Ascilto dijo...

Mmh... asesinos hasta los topes de cafeína (a algunos con un café les basta para alterarse), me suena de algo...

También me suena ese tal S. (valga la redundancia sonora) de “Buco”. Me asusta averiguar quién es.
Sea quién sea no le odies, seguro que no hay malicia en él.

¡¡Bienvenida al mundo del blog!!
Sigue así,
¡ya estoy esperando más cuentos!